Hay momentos en los que no sé cómo contener la ira que me provocas. Este es uno de ellos.
Me enervas, me cabreas y me frustras. Me pareces patético, triste, y acabado, y daría lo que fuera por poder decírtelo a la cara y que te enterases de una vez. Pero aún así, no sería justo.
No sé cómo pudo haber algún momento en todo este tiempo en el que no haya sentido esto mismo. Está claro que no te lo has merecido.
No sé por qué lo haces. No sé si es por llamar la atención, por sentirte mejor contigo mismo, porque crees que contándoselo a los cuatro vientos y se entere todo el mundo serás más interesante. Pero no, no lo eres, eres un inmaduro que cree que lo sabe todo y no tiene ni puta idea de nada. Y da igual cómo te lo digan, sigues sin verlo, eres así de simple.
Me encantaría poder mandarte donde no pueda volver a saber nada de ti.
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