Ha pasado ya un año, y echo la vista atrás y me arrepiento de tantas cosas...
De seguir intentando lo imposible a sabiendas de que lo era, de creerme feliz cuando no hacía más que darme de cabezazos contra el mismo muro una y otra vez y obviar las demás salidas por cegarme. Cuánta ignorancia y estupidez, ¿quién quiere ser una marioneta de por vida?
Y de repente, en algún punto que no recuerdo, me encontré donde debería estar; el motivo por el que hoy estoy aquí. Donde tengo más de lo que necesito y puedo asimilar.
No sé si fue por el famoso karma o porque supe salir instintivamente, pero por fin puedo decir que desde hace meses disfruto del mejor momento de mi vida, sin nada que la atormente.
Ya no hay miedo a la caída, he consolidado tan bien los cimientos y estoy tan segura de ellos que me arriesgaré a todo lo que pueda y se me presente. Si sale bien, perfecto, y sino, a seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario